En la marcha rápida no hay una velocidad buena o mala. La que
cuenta es la tuya, porque un kilómetro recorrido siempre es un kilómetro. Sin
embargo, aprender a caminar más deprisa te hará más fuerte y te permitirá perder peso más rápidamente y reforzar mejor tu
capacidad cardiovascular. La velocidad es adictiva. Y
hará que disfrutes más de la marcha rápida.
¿CÓMO SE PUEDE CAMINAR MÁS RÁPIDO?
Las aceleraciones en la marcha deportiva son muy distintas a las
del running. Rompen la monotonía de las largas horas de marcha y permiten
mantener la motivación. Para descubrir estas sensaciones, existen técnicas para
mejorar. Vas a tener que basarte en las técnicas de la marcha rápida: el movimiento de los pies y el movimiento de los brazos.
Trata de mantener una buena postura y de no inclinarte hacia
delante, ya que si lo haces corres el riesgo de bloquear la respiración y
sufrir ese flato que tanto odias.
CON LAS PIERNAS, HAY 2 MANERAS DE IR MÁS DEPRISA
1 - Aumentar la frecuencia de los pasos
Procurando mantener un buen desarrollo de la pisada, aumenta el
número de pasos y coge más impulso con los dedos de los pies para propulsarte hacia delante con más potencia.
Atención, el músculo tibial anterior va a trabajar aún más de lo
habitual, así que hay que calentarlo bien. Empieza la sesión con una marcha fundamental de unos minutos y luego camina apoyándote sobre los talones
durante unos metros. Esto hará que tu tibial anterior esté preparado para
seguirte. Si te duelen las tibias, estíralas con este ejercicio de estiramiento del músculo tibial
anterior.
2 - Aumentar la amplitud de los pasos
Si alargas el paso, te vas a sorprender. Esta técnica va a hacer
que trabajes más a nivel cardíaco, así que si sientes que pierdes el aliento al dar una mayor amplitud
a tus pasos, vuelve al ritmo con el que te sientes cómodo.
Para aumentar la amplitud de los pasos, ayúdate de las caderas.
Tienen que permanecer estables y seguir el movimiento de las piernas. Con esta
técnica también desarrollarás más rápidamente los músculos de las nalgas y la
parte posterior de los muslos.
PARA CAMINAR MÁS DEPRISA, EN LA MARCHA RÁPIDA
TAMBIÉN CUENTAN LOS BRAZOS
Tanto si has decidido acelerar dando más pasos como si has optado
por que los pasos sean más largos, el movimiento de los brazos es fundamental.
Si aumentas la frecuencia de los pasos, los brazos adoptarán el
mismo ritmo que las piernas. Ten bien presente el movimiento de estos para que todos los movimientos se mantengan
sincronizados.
Si has decidido alargar el paso, estira los brazos y muévelos bien
hacia atrás para acompañar la aceleración. Este movimiento, muy amplio, hará
que trabajen los músculos de la espalda, que deberás estirar al final de la
sesión, e incluso los pectorales.
INCORPORA EL ENTRENAMIENTO FRACCIONADO A TUS
SESIONES
El entrenamiento fraccionado consiste en alternar las fases de
marcha deportiva rápida con otras fases más lentas. Si ya eres capaz de caminar
una hora sin parar, puedes incluir unas 3 o 4 fases de 5 minutos de marcha
acelerada. De este modo mejorarás tu resistencia. Poco a poco, comprobarás que
eres capaz de caminar más deprisa, durante más tiempo, ¡y sin perder el
aliento!
Incorpora estas aceleraciones según te apetezca, porque solo si
tienes ganas de acelerar, disfrutarás de caminar más deprisa. Es un ejercicio
ideal para tonificar los músculos y los brazos. Y, sobre todo, si te quedas sin
aliento... ralentiza la marcha o aprovecha para hacer una sesión de
estiramientos.