jueves, 4 de febrero de 2016

TU SALUD ES LO MÁS IMPORTANTE. ¡NO LA DESCUIDES!

La ITV de los deportistas

La moda de llevar el cuerpo al extremo en cualquier prueba tiene que estar controlada para evitar accidentes
Se compran bicicletas de 3.000 euros y no se gastan 100 en una prueba de esfuerzo. Hay que concienciar a todos los deportistas para que pasen la ITV". La frase es de Omar González, entrenador de triatletas como Javi Gómez Noya o Fernando Alarza y ha adquirido rabiosa actualidad en este final de año.

En los últimos meses se han conocido dos muertes más durante la práctica de pruebas deportivas de alta intensidad. En noviembre, un atleta navarro perdió la vida en la Behobia San Sebastián y otro corrió la misma suerte en el medio maratón de Benidorm. Tenía 26 años y murió por un infarto fulminante. Estos trágicos sucesos han vuelto a poner de relieve la importancia de someterse a una prueba de esfuerzo.

 El doctor Antonio Giner es el jefe de la Unidad de Medicina del Deporte de Hospital Quirónsalud Valencia. Nadie mejor que él para mostrar lo que es una prueba de esfuerzo.

"Lo que se pretende con esta prueba es llevar al deportista a un esfuerzo máximo. A partir de ahí vamos viendo cómo queda registrado todo: corazón, respiración... En definitiva, cómo reacciona el organismo. Durante ese esfuerzo medimos el estado de forma física y podemos detectar cualquier posible anomalía cardíaca", comenta.

El doctor Giner cree que estas pruebas deberían ser obligatorias en determinado tipo de carreras. "De cada 10 personas que se someten al estudio, una tiene algo. Esa patología puede ser mayor, media o menor. En ocasiones hemos tenido que intervenir a alguien por un problema cardíaco que hemos detectado.

Recomendable es para el 100%, pero para determinadas pruebas deberería ser obligatoria".

Esfuerzo máximo

La prueba de esfuerzo comienza con una pequeña entrevista sobre tus hábitos deportivos y de vida. Tras las mediciones de peso y altura, llega el momento del esfuerzo. Puedes elegir hacerlo pedaleando o corriendo. Como cicloturista que soy, elijo la bicicleta.

Una vez colocados los electrodos y la máscara para el análisis de gases comienza la prueba. Una persona que acostumbra a entrenar y ya presenta cierta condición física se somete al programa profesional.

El protocolo es sencillo y consiste en simular una subida a un puerto de montaña en el que cada vez las rampas se vuelven más duras, hasta conseguir que llegue a mi límite y que las piernas se rindan después de alcanzar mis pulsaciones máximas. Es decir, se trata de pedalear el máximo tiempo posible, manteniendo un ritmo constante, y con una resistencia cada vez mayor que me va a llevar al límite del esfuerzo. La potencia aumenta en una proporción de 10 vatios cada 30 segundos.
Al poco de comenzar a pedalear, el doctor detecta que mi corazón está acostumbrado a este tipo de esfuerzos y da la primera buena noticia: mi corazón no presenta ninguna anomalía. Está sano.

El pedaleo cada vez se hace más duro. Cuando llegamos a la frontera de los 300 vatios, la cosa se pone seria. Toca apretar los dientes y darlo todo. Llega el momento clave, hay que llegar al límite. El doctor insiste en que apriete. Hasta que las piernas dicen basta. El proceso se ha prologado unos 35 minutos. Ya conozco mis umbrales anaeróbico y aeróbico para mejorar mis entrenamientos. Y lo más importante: mi corazón también está preparado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

LA IMPORTANCIA DEL DEPORTE EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

  El ejercicio físico es importante no sólo para los adultos ¡sino también para los niños!. Practicar d...