“Hacer deporte es sano, pero a partir de los 35 años hay más riesgo para el corazón”
El deporte es una de las mejores terapias para
el corazón, pero en su justa medida. La muerte reciente de dos
corredores de maratón ha resucitado el debate
Javier Jiménez Candil
ha sido uno de los primeros cardiólogos en implantar los modernos
marcapasos sin cables a nivel nacional. Jiménez Candil ha participado
estos días en el congreso que las secciones de Electrofisiología,
Arritmias y Estimulación Cardiaca de la Sociedad Española de
Cardiología han llevado a cabo en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Casi
ochocientos especialistas han participado en importantes ponencias con
aportaciones destacadas en los nuevos tratamientos para la fibrilación
auricular.
¿Cómo se puede saber si una arritmia es algo banal, unas simples palpitaciones, o es algo grave, una emergencia vital?
-Es difícil que el paciente lo distinga. Cuando ocurren palpitaciones
fuera de la percepción normal del latido del corazón, es algo anormal.
Debemos ir al médico para que nos haga una serie de pruebas. Y así
sabremos si esas palpitaciones entrañan riesgo o no. O si deben ser
tratadas en el contexto de una enfermedad porque implican un riesgo
vital. Las palpitaciones nos deben asustar si además van acompañadas de
sensación de mareo o pérdida de conocimiento. Eso hay que consultarlo
urgentemente.
Dice la Sociedad Española de Cardiología que las arritmias producen unas 25.000 muertes al año.
-Aproximadamente. Dése cuenta que las arritmias letales son la causa
más frecuente de muerte súbita, prácticamente el 80%. Lo importante de
la cifra no es el número si no que muchas arritmias serían tratables con
una red rápida de detección del problema. Un desfibrilador puede
resultar clave.
En la CAV ya hay más de mil desfibriladores en espacios públicos. ¿De verdad son fáciles de usar?
-Esa decisión de implantar desfibriladores en determinados lugares
públicos es una actitud excelente por parte del Gobierno vasco. La
Sociedad Europea de Cardiología recomienda disponer de dispositivos de
este tipo en espacios por donde pasan muchas personas porque existe la
posibilidad de que se produzca una muerte súbita que casi siempre tiene
que ver con una arritmia. Y estos aparatos resultan de muy fácil manejo
porque son semiautomáticos.
¿Cómo funcionan?
-Basta simplemente con colocar las palas sobre el individuo, el
aparato reconoce el ritmo y actúa. Ahí radica su eficacia. Es verdad que
la mayoría de muertes súbitas ocurre en el domicilio y ahí no tenemos
capacidad para actuar. Pero si somos capaces de tener una red de
desfibriladores en espacios concurridos vamos a salvar muchas vidas.
¿Qué incidencia tiene el denominado ‘código infarto’ para evitar los fallecimientos por trastornos cardiacos?
-Ese código es una estrategia fundamental. Porque cuando se produce
un infarto, la mayor parte de la mortalidad ocurre desde que se empieza
con los síntomas hasta que toma contacto con el sistema sanitario. Por
eso acortar esos tiempos de demora y abrir la arteria se traduce en una
mejoría fundamental y en una mayor supervivencia.
Hace unos días murieron dos participantes de una maratón en Castellón
de sendos infartos. ¿Estamos forzando mucho el ritmo de nuestro
corazón?
-El deporte siempre es sano, así como la práctica de ejercicio
recreativo porque mejora la salud y la salud cardiaca, pero el deporte
competitivo no lo es tanto. Se recomienda practicar por lo menos cinco
veces a la semana 45 o cincuenta minutos de un ejercicio tan sencillo
como caminar deprisa, es decir, andar de tal manera que nos cueste un
poco. Cuestión distinta son los hábitos deportivos competitivos. Cuando
nos dirijamos a un deporte muy exigente, a partir de los 35 años es
recomendable acudir al médico para que nos haga un chequeo y podamos
saber si estamos en riesgo o no.
¿Está diciendo que a partir de los 35 el corazón se hace mayor?
-A partir de los 35 años no es que el corazón esté más gastado sino
que hay más riesgo para este órgano porque se produce un fenómeno
probabilístico. Es decir, que la posibilidad de que tengas algún
problema en las arterias coronarias es mayor y, por tanto, la
recomendación de hacerse un chequeo está todavía más vigente. Por eso
los cardiólogos recomendamos realizar un estudio protocolarizado y un
electrocardiograma.
Usted ha sido uno de los artífices de la implantación de los primeros marcapasos sin cables. ¿Qué ventaja tienen?
-Creemos que estos aparatos serán un gran avance a futuro. Se
implantan a través de un catéter por vía venosa femoral sin necesidad de
acceso quirúrgico. Tienen la enorme ventaja de que evitan invadir de
forma permanente el sistema venoso. Y hace las mismas funciones que un
marcapasos convencional aunque tiene menos posibilidades de
estimulación. La mayoría de los problemas de los marcapasos con el
transcurso del tiempo se produce por llevar cables y aquí, al no
tenerlos, se evitan las complicaciones.
También están trabajando en la implantación de desfibriladores subcutáneos.
-Dentro de la dinámica de modernización de la cardiología, se han
generado también prototipos de desfibriladores implantables que tampoco
requieren de cables. Con unos electrodos en el tórax se puede tratar la
arritmia cuando aparece.
¿Han aumentado los factores de riesgo que llevan a un infarto?
-Lo cierto es que la sociedad está adoptando medidas de prevención
como el control de la presión arterial, del colesterol, está abandonando
el hábito del tabaco, cada vez se hace más ejercicio con regularidad...
eso provoca que la incidencia de enfermedades de las arterias
coronarias se reduzca. Como consecuencia ha habido un descenso
importante de muerte súbita asociada a este causa. Lo que pasa que a
veces trasciende la muerte por un problema cardiaco de algún famoso y
parece que se están produciendo más casos. Pero afortunadamente no es
así.
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